El maestro Hu-Song dijo a sus discípulos:
- Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió, la puso en su mochila y la llevó consigo. Algo después tropezó con otra, que igualmente cargó. Y una tercera algunos días más tarde.
El hombre llevaba todas las piedras con las que iba tropezando, hasta que su peso fue tan grande que le costaba un gran trabajo recorrer algunos metros cada día.
¿Qué pensáis de ese hombre? Preguntó el maestro
- Que es un necio -respondió uno de los discípulos- ¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?
El maestro respondió: – Eso mismo es lo que hacen todos los que cargan con las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso debemos dejarlo atrás, y no convertirlo en pesadas cargas de rencor contra los demás o contra nosotros mismos.
Si evitamos esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro. Así dijo el Maestro, y los discípulos se hicieron el propósito de no cargar nunca el peso del odio o del resentimiento.
Paz y atención
No hay comentarios:
Publicar un comentario