lunes, 15 de octubre de 2012

Fíjate en Cataluña


 Dos cuentos y tres preguntas

EL REY SABIO (Khalil Gibrán, en El Loco)

Había una vez, en la lejana ciudad de Wirani, un rey que gobernaba a sus súbditos con tanto poder como sabiduría. Y le temían por su poder, y lo amaban por su sabiduría.
Había también un el corazón de esa ciudad un pozo de agua fresca y cristalina, del que bebían todos los habitantes; incluso el rey y sus cortesanos, pues era el único pozo de la ciudad.
Una noche, cuando todo estaba en calma, una bruja entró en la ciudad y vertió siete gotas de un misterioso líquido en el pozo, al tiempo que decía:
-Desde este momento, quien beba de esta agua se volverá loco.
A la mañana siguiente, todos los habitantes del reino, excepto el rey y su gran chambelán, bebieron del pozo y enloquecieron, tal como había predicho la bruja.
Y aquel día, en las callejuelas y en el mercado, la gente no hacía sino cuchichear:
-El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán perdieron la razón. No podemos permitir que nos gobierne un rey loco; debemos destronarlo.
Aquella noche, el rey ordenó que llenaran con agua del pozo una gran copa de oro. Y cuando se la llevaron, el soberano ávidamente bebió y pasó la copa a su gran chambelán, para que también bebiera.
Y hubo un gran regocijo en la lejana ciudad de Wirani, porque el rey y el gran chambelán habían recobrado la razón.

LA GRANADA (Khalil Gibrán, en El Loco) 

Una vez, mientras vivía yo en el corazón de una granada, oí que una semilla decía;
-Algún día me convertiré en un árbol, y cantará el viento en mis ramas, y el sol danzará en mis hojas, y seré fuerte y hermoso en todas las estaciones.
Luego, otra semilla habló, y dijo: -Cuando yo era joven, como tú ahora, yo también pensaba así; pero ahora que puedo ponderar mejor todas las cosas, veo que mis esperanzas eran vanas.
Y una tercera semilla se expresó así: -No veo en nosotras nada que prometa tan brillante futuro.
Y una cuarta semilla dijo: - ¡Pero que ridícula sería nuestra vida, sin la promesa de un futuro mejor!
La quinta semilla opinó: -.¿Para qué disputar acerca de lo que seremos, si ni siquiera sabemos lo que somos?
Pero la sexta semilla replicó: -Seamos lo que seamos, lo seremos siempre.
Y la séptima semilla comentó: -Tengo una idea muy clara acerca de cómo serán las cosas en lo futuro, pero no la puedo expresar con palabras.
Y luego habló una octava semilla, y una novena, y luego una décima, y luego muchas, hasta que todas hablaban a un tiempo y no pude distinguir nada de lo que decían todas esas voces.
Así pues, aquel mismo día me mudé al corazón de un membrillo, donde las semillas son escasas y casi mudas.

Tres preguntas

 El 15 de octubre Antoni Puigverd habla con base y sensatez. Y termina con una pregunta interesantísima "si no abusaron de los equilibrios de la transición". Opina, por tanto, que los equilibrios no son siempre buenos (y estoy de acuerdo). El problema es simultáneamente no querer el equilibrio, y no admitir desequilibrios que no nos beneficien. Y en esto están las opiniones catalanas: o me benefician, o no juego (o asímetría y hecho diferencial, o me voy).

Para detallar esta conversación, hay que responder a unas preguntas básicas: 
1) ¿Es Cat una unidad indivisible? 
2) ¿A quién se apunta dentro de Cat la inversión del Eix Transversal, la de antes y la duplicación? 
3) ¿Qué veguerías están siendo esquilmadas dentro de Cat pues no se invierte lo que producen en ellas? 
Cuando se contesten, se verá claramente si las posiciones de españolistas y catalanistas son muy diferentes, o exactamente iguales. Va a resultar que la Una, Grande y Libre que se enseña en las escuelas catalanas es Cataluña.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Buscar trabajo en estos tiempos


En cuanto a las salidas profesionales, ahora son malas, pero algo hay que hacer. Este es mi correo para lo que queráis. Mis consejos son pocos:

1) no olvidéis que buscar trabajo es una actividad profesional: debe llevar varias horas al día todos los laborables

2) tened en cuenta que cada 6 meses vuestro curriculum tiene que mejorar, o está empeorado. Es lo que se conoce en ciencias como una carrera de la reina roja: hay que moverse no para ganar, sino para no perder

         Dos referencias:
http://en.wikipedia.org/wiki/Red_Queen's_Hypothesis
http://evovagario.wordpress.com/2008/10/03/la-hipotesis-de-la-reina-roja/

3) Si estáis trabajando en algo que os guste, tenéis que formaros en ese campo a marchas forzadas. Hay que tener:
       a) una colección reducida de libros buenos sobre la materia
       b) una colección más amplia de ejemplos concretos y reales
       c) una lista de especialistas a los que se puede recurrir (gratis o pagando, para preguntar o para contrastar respuestas). A este respecto, recurrid as vuestros profesores, y haced valer ante el resto que podéis hacerlo. Si alguien propone contactar con un profesor vuestro del que os fiéis mínimamente, y nadie le conoce, ofreceos a contactar vosotros. Si el profesor os dice que no, no perdéis nada


Además, tenéis que:
      d) tener cuanto contacto sea posible con especialistas

      e) ir a jornadas, congresos, cursos cortos sobre el tema, invirtiendo el mínimo de dinero posible. Mínimo no es cero: evaluad el cociente beneficio/coste. Hay muchos que se quedan atrás porque se dicen que no pueden pagar nada por ser parados y jovencitos (de lo uno se debe salir, de lo otro se pasa inexorablemente). Casi siempre es falso: algo se puede invertir. Si a un organizador de curso le decís que podéis pagar una parte, aunque sea reducida, estáis en mejor posición que los que lo piden gratis.

4) Si no estáis trabajando en algo que os guste, tenéis que elegir un campo que os parezca atractivo, y en ese mejorar claramente vuestro conocimiento

      4.1)  En grupos reducidos con el mismo interés se puede multiplicar la ventaja: si a dos o tres (no más de cinco) os atrae un campo, organizad un blog de noticias y comentarios relevantes -con la obligación de incluir cada uno como mínimo un comentario cada mes en los primeros doce meses, y cada dos meses después-, sea copia o reflexión personal. Uno de cada tres comentarios debe ser de actores: empresas, clientes, especialistas.

      4.2) podéis contactar con algún profesional que os ayude a hacer un trabajo relevante que de lugar a una publicación o un artículo. Eso va directo al curriculum. Si firma con vosotros, mejor, eso le da calidad y relevancia a vuestro trabajo

 




Y acabando con un chiste, que no os pase esto:

En unas inundaciones un hombre se queda en lo alto de un campanario totalmente aislado. El hombre, que era muy religioso, estaba convencido de que Dios iba a salvarle. Pasa toda la mañana y por la tarde llega una barca: -¡Oooigaaa! suba que le llevamos. -Noooo graciaaaas, tengo fé en Dios y seguro que él me salvará.- ¿Está seguro? – Siiii, sigan que Dios me salvará. En esto que pasa toda la noche y al día siguiente pasa a su lado una lancha: – ¬¡Eh Oigaaa! suba que le llevamos. – Noo no hace faltaaa. Soy muy devoto y seguro que Dios me salvará. Sigue pasando el tiempo y por la tarde llega un Helicóptero de la Guardia Civil: – ¬¡Ehhhhh! ¡¬El del campanario! ¿Necesita ayuda? – Noooo gracias. Confío en Dios, él me salvará. En esto que esa noche vuelve a subir el nivel de las aguas y el hombre se ahoga. Cuando va al cielo se encuentra con Dios y le dice: ¬¡Señooorr! ¬¡Dios mío! ¿Por qué no me has ayudado? – ¿Qué no te he ayudado? Pero si te mandé una barca, una lancha, un helicóptero…

Fuente: http://yoriento.com/2008/11/buscando-trabajo-cree-lo-que-quieras.html/

martes, 31 de enero de 2012

Las notas y las expectativas

Se percibe en toda la población (y no solo entre el alumnado tradicional) un deslizamiento hacia el conformismo, un alejamiento de la búsqueda de la excelencia, pero a al vez una exigencia mayor de que nos halaguen vía calificaciones. No queremos trabajar tanto.

Peor. En muchos círculos se desconfía, cuando no se critica abiertamente, a las personas que de forma entusiasta se aproximan a un proceso, a un trabajo, a un estudio. Se les llama pelotas, motivados, falsarios. Y lo hacen personas morosas que no desean ser generosos en el esfuerzo, por buenas o malas razones. Pero creen que si ellos no son entusiastas, que otros lo sean les perjudica. Les falta, en eso, seguridad en sí mismos. Pasan más tiempo criticando a otros que justificando -en el buen sentido- su postura.

Y, a la hora de calificar, se cae en extremos infantiles. Hay dos extremos malos en un contexto adulto. El primero es continuar con lo que en inglés se llama "A for effort" (sobresaliente por el esfuerzo) más allá de la más tierna infancia y en todos los campos. ¿Si se intenta, sobresaliente?
No, si se maravilla, con respecto a unas expectativas, sobresaliente. El segundo es no calificar mal a "compañeros" o entidades al mismo nivel. Por dos razones también perversas: la igualdad y el yo no soy quien para juzgar. La igualdad es el no calificaré mal a otro como yo, añadiendo habitualmente que reservamos la crítica solo para a los superiores. El abstenerse de juzgar, incluso cuando se pregunta de forma relevante y oportuna, es cobarde: como mínimo, hay que separar a los que son excelentes de los demás, para ponerlos como ejemplo.

Así que, en modesta aclaración, y basándose en unas notas de 0 a 10, cada calificación para mi quiere decir esto:

Cero (0):
a) No responde a la pregunta, o
b) está en blanco, o
c) tiene errores garrafales que dominan

Uno (1):
a) muestra una ligera idea, o
b) muestra una cierta idea con errores importantes, o

Dos o tres (2-3):
a) muestra una cierta idea, pero contiene omisiones o errores importantes, o

Cuatro (5):
a) insuficeinte, inexacto, con omisiones, claramente incompleto

Cinco (5):
a) aceptable, inexacto, con omisiones, claramente incompleto

Seis (6):
a) correcto

Siete (7):
a) bien desarrollado, reúne los aspectos importantes y algunos aspectos secundarios, pero no está completo, o contiene errores menores

Ocho (8):
a) bien desarrollado, reúne los aspectos importantes y casi todos los aspectos secundarios, pero no está completo, o contiene errores menores

Nueve (9):
a) completo, pero no cerrado, y no admirable, o con algún error menor

Diez (10):
a) admirable, completo, cerrado


sábado, 14 de enero de 2012

Hay que moverse y resucitar a los griegos: un magnífico artículo de Félix de Azúa



Artículo íntegro, impagable: hay que moverse y resucitar a los griegos

La alarma comenzó a entrar en mi adormecida conciencia aquel año, cuando, de visita por el British Museum, observé que la zona de los griegos donde duermen los mármoles de Elgin, posiblemente la obra de arte suprema de la humanidad, estaba desierta. No era fiesta, ni nevaba, ni había partido del Manchester, no se había muerto nadie de la familia real, era un día vulgar. Y lo que es peor, las salas dedicadas a Egipto estaban llenas a rebosar. Cientos de visitantes huroneaban por entre los Isis y los Osiris y los Ibis como en una feria masónica. De vez en cuando se oían gozosas carcajadas de adolescentes.

Me dije entonces que seguramente aquello era debido a que los egipcios habían ganado el mercado audiovisual gracias a las películas de momias, alguna de las cuales me había parecido excelente, con mucho efecto virtual y desiertos enteros que se transformaban en colosos ululantes o en plagas de escorpiones, indistintamente. También habían ganado el mercado gore porque un cadáver podrido, con jirones de lana colgando entre sus miembros deshechos, siempre produce una impresión mayor que el dios Hermes con sus alitas en los tobillos.

Siguiendo el razonamiento también me dije que con los griegos era sumamente difícil hacer películas de terror y no te digo películas gore. Es de lo más embarazoso imaginar a los dioses o a los héroes griegos tratando de infundir miedo, pero no por las falditas (que es mentira que las usaran) o las trenzas (otro mito), sino porque todo lo que tiene que ver con Grecia pertenece al lado opuesto del terror, a pesar de que Nietzsche hizo esfuerzos ímprobos por facilitarles también esa parte. Grecia admite el misterio, el terror y el horror, sí, pero siempre mirándoles fijo a los ojos, sin hacer aspavientos, sin dar gritos o agarrarse al brazo del vecino de butaca. Una cosa digna.

Este absoluto olvido de Grecia o esta imagen de Grecia cada día más intempestiva, se remata por el lado político gracias a los regímenes actuales que se parecen a los egipcios, como los emiratos árabes, Cuba, algunos pueblecitos vascongados, Corea del Norte, en fin, esos lugares en donde la teocracia se une al uso estúpido de la violencia contra el contribuyente. En cambio, no se me viene ahora a las mientes un solo régimen político actual que se parezca a Grecia. A lo mejor la isla de Bali, pero como solo la tengo de oídas, no la considero digna de un juicio apodíctico.

Así que por el lado del espectáculo, Egipto, y por el lado moral, también. ¿No es un extraño y desolado destino el de Grecia, origen, según se dice, de Occidente? ¿Arranque de la democracia occidental? ¿Milagro del Logos que borró de un chispazo la superstición arcaica? ¿Primer paso en la implacable marcha hacia la libertad de los pueblos soberanos? ¿O es un timo?

Yo no sé si hay en la actualidad mucha gente que se haga estas preguntas, lo cual redunda en el triunfo absoluto de los egipcios, pero si la hubiere, puede pasar un rato excelente leyendo un poema, incluso si en su vida ha tenido la tentación de leer un poema. No es un poema cualquiera, es uno de los más grandes poemas del poeta más grande de todos los tiempos, un alemán poco divulgado en el bachillerato español, de nombre Friedrich Hölderlin, muerto hace casi dos siglos, en 1843. El poema se llama El Archipiélago y ha recibido una nueva y emocionante traducción editada por La Oficina.

Había ya muy buenas traducciones, pero no importa. En realidad a Hölderlin no se le puede traducir y sin embargo las peores traducciones de Hölderlin suelen ser mejores que cualquier poema contemporáneo. Ahora bien, la traducción de Helena Cortés tiene un añadido sumamente agradable: está construida íntegramente en hexámetros, que es el verso del original. Hay quien dice que el hexámetro no da en castellano, pero que no cunda el pánico: tampoco daba en alemán. El artificio de Helena Cortés reproduce el artificio mismo de Hölderlin, quien trató de aproximarse a Grecia con el verso más parecido posible al mármol de Paros.

El poeta alemán vivió en el momento de máxima adoración a Grecia, eran los tiempos de Winckelmann, de Goethe, de Schiller, faltaba poco para las excavaciones de Schliemann. La Grecia mitificada por la Ilustración se había convertido en el ideal de todos los revolucionarios y demócratas europeos. En 1824 había muerto en Missolonghi el pobre Lord Byron cuando trataba de ayudar a los griegos en su lucha de liberación contra los turcos, pero por desdicha había descubierto que las armas que les proporcionaba con dinero de los servicios secretos británicos, los griegos se las vendían de inmediato a los turcos. Había ya entonces un problema en ese país. Así que Byron contrajo una enfermedad antigua y se murió.

Hölderlin conocía como nadie y amaba como ningún poeta ha amado y comprendía como ningún sabio ha comprendido a la antigua Hélade. De manera que sabía perfectamente que la hermosa Grecia nunca había existido, sino que más bien Occidente había construido el mito griego para que su propio destino viniera de algún lugar y fuera hacia alguna parte. Este peliagudo asunto, es decir, que el origen de Occidente es Grecia y que ese origen nos indica a dónde debemos ir, está muy claramente expuesto en el epílogo de Arturo Leyte a la edición que comentamos. En efecto, una vez desaparecido el sueño de Grecia, ¿qué le queda a Occidente? Nosotros ya sabemos lo que nos queda: Egipto, pero cuando Hölderlin comprendió el horror que nos esperaba era un caso único, porque Europa entera estaba enamoradísima del ideal griego. Viene en el libro una fotografía espeluznante: el ejército de ocupación alemán levantando la bandera con la esvástica delante del Partenón. Incluso aquellas bestias necesitaban el amparo de Atenas para justificarse. Sin ese origen, no tenemos destino, solo distracciones y mercancías.

¿Y el poema?, me dirán ustedes. El poema es demasiado hermoso y demasiado grande para que se lo comente este gacetillero. Es un poema para ser leído despacio, en soledad, observando con mucho cuidado cada verso, saboreando la portentosa traducción, y mirando de vez en cuando el horizonte. Comienza el poeta preguntando si ya han regresado las grullas, como en cada primavera, y acaba ofreciendo al lector, por todo consuelo, la memoria del silencio.